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Rafael de Marchena de Sola Oleo de Alejandro Bonilla Correa-Cruzado
Por primera vez desde que fuera pintada hace más de 120 años, está siendo expuesta al público en el Centro León una de las más importantes obras maestras de la pintura dominicana.
Se trata del impresionante cuadro al óleo/tela en formato de 68.3 x 61 cms. "Retrato de Rafael de Marchena y de Sola", ilustre personaje de origen judeo-holandés, quien se radicó en Santo Domingo en la primera mitad del Siglo XIX, y cuya descendencia abarca innumerables distinguidas familias dominicanas y francesas, así como de muchas otras nacionalidades.
El autor de la obra lo es el eximio Maestro pionero de la pintura dominicana, Alejandro Bonilla Correa-Cruzado, a quien señala el connotado historiador y crítico de arte Danilo de los Santos como "el punto de partida más perceptible y formal del arte dominicano, al poder establecerse una clara relación entre su ejercicio artístico, la obra y su tiempo. Este vínculo permite considerarle la primera figura relevante del hacer pictórico republicano. A esa producción suya se asocian muchos hechos y personas de la vida nacional, siendo un pintor documental sobre todo de Santo Domingo, en donde nació."
Afirma De los Santos, en el primer tomo de su monumental obra en ocho volúmenes "Memoria de la Pintura Dominicana", que "Bonilla realiza el primer retrato al óleo del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, ejecutado de memoria estando el patriota en el exilio, refugiado en Venezuela, país donde residió Bonilla, víctima también del ostracismo que las circunstancias políticas habían producido con el retorno del conservador Buenaventura Báez, en 1868…
Pintor que representa una visión criolla más en consonancia con el nacionalismo emocional que encarna a partir de la restauración republicana de 1865, ese criollismo se manifiesta en tipos y episodios históricos.
De la misma manera que reali-za retratos de patriotas (Duarte, Sánchez, Mella, Rodríguez Objío…) y de otros personajes de la sociedad capitaleña, ofrece una visión del paisaje campestre, así como del entorno de la vieja ciudad."
En la autorizada opinión de Danilo de los Santos, "este Retrato de Rafael de Marchena y de Sola es obra del primer precursor de la pintura dominicana, del arte dominicano, o sea, del primer pintor que se reconoce en la historia de la República Dominicana. Este Retrato de Rafael de Marchena y de Sola es un magistral óleo donde Bonilla expresa la madurez pictórica en términos de enfoque y acabado, de total dominio artístico en plena madurez, por lo que puede ser considerada como su obra maestra.
El impresionante retrato al óleo resulta ser una viva imagen del personaje, quien es captado con la hondura espiritual que transmite la edad de un agradable patriarca familiar.
Bonilla produce esta obra… en la plenitud de sus facultades, bien hecha, de excelente factura, es decir, es una obra de su plenitud artística, en la plenitud de su producción. Es, y lo repito sin ambages, su obra maestra. Una joya."
Esta joya de la pintura dominicana está siendo expuesta en el Centro León en la cuarta versión de la exposición permanente Génesis y trayectoria, incluida en su primer ámbito, dedicado a los pioneros del arte dominicano. El hecho reviste aún mayor interés si tomamos en cuenta que se conservan apenas una docena de las producciones artísticas realizadas por Bonilla.
En la obra, Bonilla sintetiza de manera magistral algunos de los rasgos fundamentales del arte nacional en aquel período fundacional, sobre todo por el cruce de las influencias románticas y realistas en una factura que capta con extraordinaria fuerza el carácter del retratado. Joya iconográfica del arte nacional, su valor patrimonial es incalculable para la cultura visual dominicana.
Señala el Centro León en una reciente nota de prensa, que "esta obra maestra del arte dominicano proviene de una colección privada y ha sido cedida en calidad de préstamo al Centro León, que con todo orgullo la ha incorporado a la entrada de Génesis y trayectoria, logrando una nueva atmósfera de sobriedad y elegancia en ese espacio. Allí espera esta joya centenaria al público para entablar un diálogo pleno de reconocimientos y actualidad."
Por otra parte, indica De los Santos que, además, "el personaje retratado es un caballero muy conocido, cuya vida se encuentra perfectamente documentada, en manuscritos que han sido conservados celosamente por su numerosa descendencia.
Muchos núcleos familiares de la sociedad dominicana han privilegiado el linaje heredado de sus ancestros y de la parentela, mediante la memoria viva que ofrecen incontables recursos. Entre ellos, resultan obras artísticas y culturales concretas e intangibles, que al mismo tiempo que son pertenencias del ámbito privado, por su relevancia y trascendencia sociocultural, poseen la dimensión de ser también riqueza de la Nación."
Concluye Danilo de los Santos: "Conservar obras de esa naturaleza es una gracia espiritual. Adquirirlas cuando la oportunidad las presenta es poder entrar en el espejo de su valor y también asegurar el bien patrimonial que dichas obras representan en términos de conservación.
Esta obra cumbre de Alejandro Bonilla, el Retrato de Rafael de Marchena y de Sola constituye un valor cultural, familiar y patrimonial que ha sobrevivido por la gracia y el esmero de ciudadanos conscientes, para legajos de la memoria cultural, por consiguiente de la historia.
Una obra de esta categoría amerita pasar a formar parte del patrimonio público de la Nación, a fin de garantizar su preservación y permanencia en el acervo cultural dominicano", finaliza afirmando el historiador Danilo de los Santos.
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