Notas |
- De https://saguaeducacion.tripod.com/elprogreso.html
Don Basilio Angueyra y Perdomo
Nace en Guanabacoa en 1848 y en 1864 comienza su carrera de ingeniero civil destacándose como sobresaliente. para graduarse al año siguiente como ingeniero auxiliar en el campo de la construcción (Premio Primera Clase).Fue a partir de ahí que se traslada a Sagua La Grande donde trabajó como profesor de Matemática de el Colegio El Progreso trabajando además para los ferrocarriles en Isabela de Sagua. En 1870,muy jóven aun,con 22 años comenzó a confrontar problemas políticos por lo que tuvo que salir de Cuba hacia Nueva York. para luego trasladarse a Cayo Hueso donde contrae matrimonio con Doña María de la Luz Figueredo y Vázquez (Lucita),natural de Bayamo, el 19 de Abril de 1873 y tras dos años de estancia marchan a Colombia en 1975 donde comienza una carrera ascendente dentro de l naciente mundo del ferrocarril y las construcciones públicas,pero más tarde,al quedar ciego por desprendimiento de la retina,viven una vida casi de pobreza.Basilio y Lucita mueren en 1910 y sus tumbas se encuentran en el Cementerio Central de Bogotá.Sus descendientes fueron 9 hijos y uno de ellos,Doña Aurora,se casa con Don Rafael Arciniegas para engendrar al famoso intelectual colombiano Sr. Germán Arciniegas Angueyra (1900-1999). Debe destacarse que Lucita (Doña María de la Luz Figueredo y Vázquez, era la hija menor del gran patriota cubano Perucho Figueredo,autor de nuestro himno nacional.
- El Tiempo Por: GERMAN ARCINIEGAS 25 de julio 1996.
Algo así como lo que cubrían España, Alemania y Francia y todo lo comprendido desde el Neva hasta el Golfo de Vizcaya y el borde del Mediterráneo, en la más ambiciosa marcha que jamás se hubiera contemplado. Pero le fijó un límite: embarcarse en Cartagena para ir a Cuba y Puerto Rico.
Las dos islas quedaban fuera de su ambicioso horizonte. Se discutió el asunto con Santander, y Bolívar impuso su pensamiento, porque, en realidad, después de tanta lucha en el continente, era poco menos que imposible jugarlo todo en la liberación de las dos islas. En La Habana y Puerto Rico quedó vibrando el ejemplo continental y, durante el siglo XIX, Bolívar quedó alumbrando la ilusión de una juventud cada vez más resuelta a seguir su ejemplo.
Desde La Habana y San Juan, mirando hacia el norte y hacia el sur, crecía en la juventud un pensamiento de rebeldía que se concentraba en las tertulias juveniles, en los encuentros de las logias y que se hacía más vivo cada vez que alguno tenía la oportunidad de salir a las repúblicas desprendidas de las colonias españolas o sajonas. La autoridad española no hacía otra cosa sino vigilar y estar atenta, no fuera a encenderse la misma rebelión que le había arrebatado sus tierras en el continente, como ya Inglaterra había perdido las suyas.
Las conspiraciones fueron produciéndose en serie. En Yara se había realizado el levantamiento de Céspedes, al cual se unieron hacendados como los de Bayamo, encabezados por Perucho Figueredo. En La Habana había movimientos que pronto se descubrieron en las logias masónicas. Muchachos como Basilio Angueyra, mi abuelo, fueron a dar a la cárcel.
No se sabía exactamente hasta dónde estaba comprometido. Su familia era rica. Tenía muchas propiedades en La Habana. Decían en mi casa que era dueña de trece propiedades. Fue vendiéndolas una a una para librar a Basilio por lo menos de que lo llevaran a un campo destinado a los más peligrosos criminales que morían en trabajos forzados.
Cuando ya se les acabó todo, se tramó un plan de fuga y se puso en marcha. Debía ser el prisionero persona agradable y cordial, y en todo caso, o por soborno o por simpatía, logró de un oficial un uniforme que vistió en vez del de los presos. Así, como gallardo oficial español, salió por la puerta principal de la prisión y se voló. El hecho es que pudo llegar el prófugo a Florida, paradero de todos los fugitivos de la Capitanía de Cuba.
Era Basilio de gran ingenio. Se le ocurrían cosas. En ese momento una nave estaba varada en el puerto y no sabían cómo ponerla a flote. Ideó entonces un sistema de salvamento poniendo a lado y lado otras embarcaciones que vinieran a formar un cuerpo común con la nave varada, aumentando así su capacidad para elevar su punto de flotación.
Se desvaró la nave y don Basilio cobró un prestigio inmediato en la población. Florida estaba saturada de fugitivos de Cuba en busca de oportunidades. Preferían emigrar. Era una superpoblación en donde solo se hablaba español y flotaba en el ambiente la historia de las colonias que habían conquistado su independencia acaudilladas, 100 años antes, por Bolívar.
El ingenioso fugitivo que había hecho el salvamento de la nave no vendría a Colombia sin antes ligar su suerte a la que vino a ser la compañera para el resto de su vida. Era una linda niña del sur de la isla, que escapó también de la Capitanía en forma casi milagrosa. Su padre, Perucho Figueredo, fusilado en Bayamo, habia sido de los primeros en levantarse contra el régimen español. Luz Figueredo y su hermana habían escapado como los primeros revolucionarios, abandonando el suelo donde quedaba sepultado su padre, el autor de la Bayamesa, que sigue siendo el himno de Cuba.
Uno de los centros de atracción era Colombia. Pronto Basilio, con Francisco Javier Cisneros, Rafael Merchán y algunos otros planearon venir a la que resultó ser su segunda patria. Inventaron como una Habana peregrina. Como si, al caer en tierra colombiana, llegaran a una pequeña Habana liberada, con sus esposas cubanas. Este es el comienzo de la novela de mi abuelo.
|