Notas |
- DOÑA ANA DE ARANAZ
Doña Ana de Aranaz, hija del capitán Francisco de Aranaz y doña Catalina de Zúñiga, casó con el capitán Alonso Hurtado del Águila, nacido en Toledo por 1583 150, "persona noble y principal, hijodalgo notorio" 151, hijo legítimo de Alonso Hurtado, veinticuatro de Toledo 152, quien -junto con sus hijos Baltasar y Gonzalo- estuvo en posesión de hijodalgo en los lugares de Mazarambroz y Huecas 153, y de doña Ana del Águila, naturales de Toledo 154; nieto paterno de Gonzalo Hurtado y su mujer Isabel Sorteaga, padres también de Juan Hurtado de Sorteaga, doctor en cánones y leyes y abogado de los reales consejos; nieto materno de Fernando del Águila y su esposa María de San Pedro 155. El capitán Hurtado del Águila pasó al Nuevo Reino de Granada y se avecindó en Popayán antes de 1616, año en que tomó en alquiler al alférez don Iñigo de Velasco y Zúñiga ocho tiendas en la plaza mayor por un periodo de tres años. Fue alcalde ordinario de la ciudad en 1629, 30, 39 y 42, procurador general en 1631 156, teniente del gobernador don Lorenzo Villaquirán [1633 - 1637] y mercader prominente, siendo la base de sus negocios el comercio de textiles, vino y sal, consignada en Quito por su socio y yerno don Diego Daza de Guevara 157. El gobernador Pedro Lasso de la Guerra le hizo merced de la encomienda de Pinguatá, de la que recibió confirmación en 1623, acompañada de real cédula del 25 de octubre del mismo año, en la cual se le obliga a pagar la renta correspondiente a un año de encomienda, ?a causa de haber venido fuera de tiempo a pedir la confirmación?158. El 21 de febrero de 1625, siendo teniente de gobernador de Popayán, compró al capitán Juan Quintero Príncipe, vecino de Caloto, las ?aguas y minas de oro? de la Teta, en jurisdicción de Caloto159. Otorgó poder para testar en Popayán el 25 de agosto de 1646 al gobernador don Juan de Borja y al capitán Gonzalo López Prieto, quienes lo hicieron el 21 de diciembre siguiente ante Diego Gómez
19 de abril de 1644, habiendo casado, el 2 de febrero de 1614, con doña Magdalena Henríquez de Chaves, bautizada en Chachapoyas el 9 de agosto de 1598, hija legítima del gobernador don Álvaro Henríquez del Castillo y doña María de Chaves y Mendoza. Hijos de este matrimonio fueron, entre otros: don Baltasar Hurtado de Chaves, natural de Cajamarca, caballero de la orden de Santiago, recibido el 11 de julio de 1654, familiar de la Inquisición de Toledo, contador mayor del juzgado de bienes de difuntos de Lima, fallecido sin sucesión en esa ciudad el 12 de diciembre de 1664; y don José Hurtado de Chaves, bautizado en Cajamarca el 7 de marzo de 1632, primer conde de Cartago por merced del virrey duque de la Palata, dada en Lima el 5 de septiembre de 1648, casado con doña Catalina de Quesada Sotomayor. Hurtado de Quesada fue doña Magdalena, bautizada en Lima el 19 de enero de 1664, quien contrajo matrimonio en esa ciudad el 24 de enero de 1685 con su primo don Diego de Carvajal y Marroquín de Montehermoso, comisario general de la caballería del virreinato del Perú, con sucesión unida a los duques de San Carlos, marqueses de Santa Lucía de Conchán, condes de Castillejo y del Puerto y grandes de España. No sobra anotar que, llevados por un particular ?afán nobiliario? que caracterizó al país en la segunda mitad del siglo XIX, varios payaneses que portaban el apellido Hurtado se decían ?descendientes de los duques de San Carlos?. Valga un ejemplo, el presbítero don Manuel Antonio Bueno y Quijano, autor de la Historia de la Diócesis de Popayán.
En la obra de Lohmann Villena, Guillermo, Los Americanos en las Órdenes Nobiliarias [1529 - 1900], Madrid, 1947, tomo I, p. 196, se escribe con respecto a las informaciones de don Baltasar Hurtado de Chaves para conseguir la orden de Santiago: ?Corre inserta en el expediente una carta suscrita por el pretendiente, en la cual rebate la siniestra deposición de dos declarantes que tacharon la ascendencia paterna de carente de hidalguía y de no ser cristiana vieja por no pertenecer a los Hurtados buenos de Toledo. Don Baltasar desvaneció estas calumnias, achacándolas a la enemistad que los declarantes le guardaban por haber acuchillado en Cajamarca a un pariente de uno de sus impugnadores?. Efectivamente, don Baltasar declaró que Juan de la Rocha, procurador del número de la ciudad de Lima, quien sirvió de testigo, era su enemigo declarado. Los investigadores afirmaron que ?los testigos 58 y 59 declaran con más noticia y fundamento [por ser secretarios de la Inquisición de la dicha ciudad] la diferencia que hay de Hurtados y que ha habido sambenito en persona del dicho apellido y les consta no toca a el pretendiente por ser muy diferentes y porque el que toca a el pretendiente está calificado con muchos actos positivos?. Archivo Histórico Nacional de Madrid, Órdenes Militares, Caballeros de Santiago, Expediente 3983, f. 2v y 3r.
Declaró haber contraído segundas nupcias con doña Inés de Mosquera y Figueroa, citada en este capítulo, tía de su primera esposa. El capitán Hurtado del Águila y fueron padres, según testamento del primero, de los siguientes hijos:
I. El capitán Antonio Hurtado del Águila y Aranaz. Sigue la primera línea.
II. El capitán don José Hurtado del Águila y Aranaz. Sigue la segunda línea.
III. El maestro don Francisco Hurtado del Águila y Aranaz, educado en el colegio de Quito y colegial de la Universidad de Salamanca, donde estuvo más de nueve años. Murió en España antes de noviembre de 1673.
IV. Doña María Hurtado del Águila y Aranaz. Sigue la tercera línea.
V. Alonso Hurtado del Águila y Aranaz, segundo del nombre, fallecido antes de agosto de 1646. Sin descendencia conocida.
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